El último hombre, Seabury Quinn

 Seabury Grandin Quinn (1889-1969) fue un escritor estadounidense especializado en relatos breves de terror y ciencia ficción. Alcanzó notoria fama al ser uno de los máximos colaboradores de la prestigiosa revista pulp Weird Tales.

El autor debe su celebridad a la creación de un personaje que, al igual que le ocurriera a Arthur Conan Doyle con Sherlock Holmes, llegaría a eclipsar la figura de su creador. Se trata del detective de lo sobrenatural Jules de Grandin, publicado en Weird Tales.

No obstante, su primer gran personaje literario sería el Dr. Towbridge, al que unió posteriormente con el citado detective Jules de Grandin. Hasta los años cincuenta escribió casi cien relatos protagonizados por estos personajes, lo que provocó que superara en ventas y popularidad a grandes figuras del género como H.P. Lovecraft, Robert E. Howard o Clark Ashton Smith.

Aparte del gran éxito que le supuso su personaje Jules de Grandin, la crítica del momento destacó sus magistrales dotes narrativas y su capacidad para transmitir a sus historias el trasfondo de sus extensas lecturas de todo tipo, desde el terreno del ocultismo hasta las cuestiones históricas y sociológicas de mayor interés.

Seabury Quinn (18889-1969), escritor estadounidense
Fuente: El Espejo Gótico


El último hombre es un relato de corte fantástico publicado en la edición de mayo de 1950 de la revista Weird Tales.

Un destacamento de militares estadounidenses estuvieron, con motivo de la guerra, en la isla de Cuba. Durante su estancia en la isla conocieron a un hombre que vivía en la misma junto a su hija Juanita.

La belleza de la muchacha era tal, que todos los miembros del destacamento estaban perdidamente enamorados de ella. Finalizada la guerra, antes de partir, se celebra una fiesta de despedida en la hacienda del padre de Juanita. Ésta, por no causar ningún agravio comparativo, les dice a los muchachos que no puede comprometerse, de momento, con ninguno de ellos. Ha decidido que entregará su corazón a aquel que sobreviva a todos los demás.

Los militares regresan a estados Unidos y deciden fundar el "Club de el último hombre", reuniéndose una vez al año coincidiendo con la fecha conmemorativa del banquete de despedida que tuvieron en Cuba.

Van pasando los años y cada vez que se reúnen hay más sillas vacías. El paso del tiempo es inexorable. Hasta que, más de cincuenta años después, solo quedan tres supervivientes, entre ellos el protagonista de la historia, Roger Mycroft.

Realmente, el relato comienza con la visita de Mycroft a la vivienda de un afamado espiritista, una vez que sabe, por medio de los periódicos, que él es "el último hombre" que queda con vida. Le traslada al espiritista su intención de que pueda ponerle en comunicación con el espíritu de Juanita.

El espiritista lo cita a los dos días diciéndole que debe personarse, exactamente, a las 23:50 horas. Mycroft se presenta en el día y hora indicados y es conducido al salón de la casa, donde han sido apartados los muebles para colocar en el centro de la sala una especie de altar cubierto con una sábana, como si de una capilla se tratara. Además, delante del altar, un hexágono ha sido dibujado en el suelo con tiza de color rojo.

Al instante, irrumpen en la sala el espiritista junto a dos acólitos que oficiaran de ayudantes. Éste, antes de comenzar la sesión, da las instrucciones precisas y pertinentes al señor Mycroft...

Para conocer como finaliza el relato tenéis dos opciones:




6 comentarios:

  1. Hola Antonio, no conocía a este escritor, el caso es que el título del relato sí me suena de haberlo visto por ahí, supongo que, como cuentas, por la fama que tuvo en su momento. También supongo que a los amantes del género no les habrá pasado tan desapercibido como a mí. Están bien este tipo de entradas porque así conocemos otros libros, otros autores y se aprende que, al final, siempre es lo importante. Gracias por la información. Un abrazo. :)

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    1. Muchas gracias Merche, por pasarte y comentar. Muy de acuerdo con las palabras con las que terminas tu comentario. Un abrazo!

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  2. ¡Hola, Antonio! Adoro el género pulp, único en eso de agarrar al lector al papel o la pantalla. Desde luego tu introducción hace irremediable llegar al relato en cualquiera de los dos formatos que propones. Un abrazo!

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    1. Hola David, me alegro que la entrada te haya llamado la atención para decidirte a leerlo. Un abrazo!

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  3. Interesante, Antonio.
    Voy descubriendo a escritores como Seabury Quinn gracias a tu blog, con el añadido de conocer el relato del que tratas.
    Un fuerte abrazo :-)

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    1. Me alegro mucho de que así sea, Miguel Ángel. Muchas gracias por tu visita y el comentario.
      Un abrazo!

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