El fantasma, Enrique Anderson Imbert

 Enrique Anderson Imbert (Córdoba, Argentina, 12 de febrero de 1910 - Buenos Aires, 6 de diciembre de 2000) fue un escritor, ensayista, crítico literario y profesor universitario argentino.

Autor de un ensayo fundamental, "Historia de la literatura hispanoamericana" (1954), y de cuentos breves reunidos en diversas antologías.

En 1994 fue finalista del prestigioso Premio Cervantes. Sus cuentos se sitúan en una zona entre lo fantástico y el realismo mágico: "El gato de Cheshire" (1965), "La locura juega al ajedrez" (1971) y "La botella de Klein" (1975). Recopiló sus ficciones en "El mentir de las estrellas" (1979).

En sus estudios literarios se ocupó tanto de cuestiones teóricas como del análisis de tendencias y autores, como la obra de Domingo Faustino Sarmiento, el modernismo de Rubén Darío o el denominado realismo mágico desarrollado en la narrativa hispanoamericana de los años sesenta (los "Cien años de soledad" de García Márquez o los cuentos de Julio Cortázar).

El fantasma es un relato muy breve, por lo que la entrada también lo es, pero que me gustó mucho a pesar de la pátina de tristeza que lo envuelve. Particularmente me gustan mucho las historias (escritas o visuales) tristes o que no tienen final feliz (la vida no es de color de rosa). Además, casualmente, el relato comienza con un hecho que yo tenía pensado, desde hace unos días, para iniciar mi próximo relato libre.

El hecho que se produce al inicio del relato es la muerte del protagonista, su fallecimiento, sin más. Se encontraba en una habitación de su casa y de repente se desploma, muerto instantáneamente, arrastrando una silla que se encontraba cerca.

Tendremos entonces el relato de las experiencias sentidas por él mismo, narradas en primera persona, ya que de manera inmediata se está viendo, a si mismo, tirado en el suelo de la habitación.

Su primera reacción tiene un tono humorístico en cierto modo, ya que se desilusiona enormemente cuando entiende que no se produce ninguna de las circunstancias, más o menos fantasiosas, que se describen en el momento de la muerte...que si túnel de luz que vamos atravesando como flotando, que si llegada a un reino de los cielos. Nada de eso.

De hecho él mismo dice, literalmente, "¿con qué eso era la muerte?, ¡Qué desengaño!".

Su primera reacción es acercarse a su cuerpo tendido e introducirse de nuevo en él. Sin embargo, la llegada apresurada de su mujer, que ha oído el golpe producido por su caída y el arrastre de la silla, impide que pueda realizar lo que tenía pensado ya que no estaría bien resucitar delante de su esposa, otro punto humorístico aunque el relato no lo sea en su conjunto. 



Como la mujer no paraba de llorar, le decía..."¡Cállate! ¡lo has echado todo a perder!", gritando pero sin voz.

Después llegaron las hijas, sumándose al desconsolado duelo junto a su madre. A partir de entonces el protagonista se conformará con vagar por las estancias de la casa y estar junto a sus seres queridos, aunque estos no lo vean.

Posteriormente se producirá el fallecimiento de la esposa. Él pensaba que podría ver su alma, en compañía suya, admirando ambos juntos a sus hijas, sin embargo no puede verla. Pero pensará que, al igual que él, ella también estará haciéndoles compañía.

Debido a esta última circunstancia, las hijas se trasladarán a vivir a casa de una tía. 

Llegados a este punto, queridos lectores/as, para conocer la conclusión de este bonito cuento disponéis, como casi siempre, de la opción sonora o de la opción impresa en los siguientes enlaces:

Podcast Noviembre Nocturno

Ciudad Seva (casa digital del escritor Luis López Nieves)


4 comentarios:

  1. Hola Antonio: hoy discrepo contigo, jeje, pero poco. Como la vida, efectivamente, no es de color de rosa, pues refugiémonos en la fantasía, en lo alegre, en lo positivo que te pueda ofrecer la lectura, para qué leer (y escribir) cosas tristes, si esto, con mirar alrededor, lo tienes, mejor algo bonito con lo que evadirse de esta negra vida... Es mi opinión. De hecho, el relato que comentas parece más bien humor negro, ha sacado el autor el puntito de humor de una situación triste, humor e ironía, riéndose al mismo tiempo hasta de la muerte.
    Un abrazo. :)

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    1. Hola Merche!
      Discrepar es bueno, no a todos nos gustan exactamente las mismas cosas. Es verdad que el relato tiene ciertos momentos humorísticos, como señalaba en mi comentario, pero considero que tiene un final triste porque primero piensa, al fallecer su mujer, que ambos podrán contemplar, juntos, a sus hijas, hecho que no se produce; y después, cuando fallece la cuñada que estaba a cargo de sus hijas se queda sin la posibilidad de poder seguir contemplándolas. Se queda solo.
      Gracias por la visita y el comentario.
      Un abrazo!

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  2. Hola, Antonio.
    Como señalas se trata de un relato con un humor repleto de desilusión y desesperanza, pero curioso e interesante. Confío en que podamos leer pronto el que tienes pensado con el mismo punto de partida.
    Un fuerte abrazo :-)

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    1. Hola Miguel Ángel,
      Gracias por la visita y el comentario. Respecto a mi relato, después de haber escrito el inicio, estaba un poco bloqueado en cuanto a continuarlo y terminarlo con la idea que yo tenía pensada, pero esta misma mañana he conseguido encontrar la solución. Lo que no sé es que haré luego con él.
      Un abrazo!

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