Prometeo
Nueva edición, trigésimo octava, del concurso de relatos "El Tintero de Oro". En esta ocasión, teniendo como base la magnífica novela de la autora estadounidense Harper Lee, "Matar un ruiseñor", el relato debe tratar sobre una injusticia social.
A continuación os dejo con mi propuesta, espero que os guste:
PROMETEO
Al poco tiempo de nacer, su
padre, Víctor, lo vendió a un circo itinerante que pasaba unos días en la
ciudad. Aunque, más que “nacer”, mejor podría decirse “desde que tenía uso de
razón” o “desde que era consciente”, ya que Él no tenía conocimiento de haber
nacido, concretamente, como el resto de las personas según parecía. De hecho,
no tenía recuerdos siquiera de haber tenido una madre.
Desde el primer momento de su convivencia con las gentes del circo, había sido relegado a pasar los días confinado en un carromato con barrotes, como el que se utilizaba con las fieras, con la diferencia de que el suyo estaba continuamente tapado con una gran lona, solo debía ser visto durante las funciones, para producir mayor asombro.
Afortunadamente, eran muchas las pequeñas localidades que visitaban, por lo que las salidas del carromato se hacían con frecuencia. Aunque lo que le obligaban a hacer durante las actuaciones no era de su agrado.
No sabía cuál era el motivo, pero le obligaban a comportarse como una persona mala, como un ser al que había que tenerle miedo…como un monstruo.
En realidad, pasaba de unos barrotes a otros, de estar encerrado en su carromato a estar dentro de una jaula en el centro de la pequeña pista del circo. Pero a Él le gustaba salir a escena, continuaba encerrado, sí, pero al menos podía estar, de cierta manera, en contacto con la gente.
Pero lo que no le gustaba era ser obligado a gruñir, a poner cara de enfado, a mover los barrotes de la jaula con ambas manos cada poco tiempo, a fingir querer atacar a una especie de domador que se paseaba alrededor de la jaula. Si no lo hacía sabía que le esperaría una paliza al finalizar la función y quedarse esa noche sin la cena, una de las dos
comidas que le proporcionaban al día.
A Él le gustaría ser como los payasos. Había oído ya infinidad de veces, cuando los anunciaban, que a continuación el público pasaba gran parte de sus actuaciones inmersos en carcajadas y regocijo. Nunca había visto que cosas hacían, pero sabía que eran lo que todo el mundo deseaba ver.
Nunca le habían dado una oportunidad, nunca había podido expresar su opinión, nunca le habían preguntado ni se habían preocupado por Él. Desde el primer momento, seguramente como consecuencia de su aspecto, pensaba Él, había sido tratado como un apestado, como un animal, como un ser abominable…como un monstruo.
Él solo quería ser una persona normal, a pesar de su aspecto, era consciente del mismo, por supuesto, era un aspecto evidente que no se podía obviar, pero a pesar de todo solo deseaba no estar encerrado, y oculto a la vista de los demás, la mayor parte del día. Solo quería que lo trataran como a cualquier otro, como a los demás.
No le importaría seguir trabajando en el circo, le gustaba viajar, a pesar de que la noción que tenía de viajar se limitaba a la puesta en marcha y el traqueteo del carromato. Pero era consciente de que se trasladaban, de que cambiaban de localidad.
Tal vez podría hacer otro tipo de espectáculo, alguna actuación diferente, algo que le permitiera no tener que estar encerrado. O tal vez, a lo mejor, podría hacer algo que le permitiera tener contacto con los niños, eso sería estupendo.
Le encantaban los niños, disfrutaba mucho cuando salía a la pista y veía muchos niños en las gradas. Aunque la mayoría de ellos, por culpa de las cosas que le obligaban a hacer, mostraban en sus rostros el miedo o el terror que Él, precisamente, no quería provocarles. Incluso los más pequeños lloraban a lágrima viva.
Pero Él sabía, en su fuero interno, que eso nunca sería posible. Él, que ni siquiera tenía un nombre, que le hubiera gustado llamarse Daniel, o Miguel, por ejemplo.
Él, que no tenía la culpa de haber sido creado a partir de trozos de cadáveres y tener un aspecto físico pavoroso. Él, que no tenía la culpa de que su padre, mejor debería decirse su creador, se hubiera desecho de él cuando comprobó que su experimento había resultado ser un fracaso. Él, que no tenía la culpa de que la sociedad lo tratara…como un monstruo.
713 palabras
Homenaje a mi novela favorita de todos los tiempos, "Frankenstein o el moderno Prometeo" de Mary Shelley.
Y luego están los monstruos de verdad. Aquellos que nadie juraría que lo son y que siempre sonríen; esosque tan bien saben engañar...
ResponderEliminarAsí es. Gracias por la visita y el comentario.
EliminarUn saludo.
Muchas gracias, Antonio, por participar con este relato en el homenaje a Harper Lee. Mucha suerte.
ResponderEliminarGracias Marta. Un saludo.
Eliminar¡Hola, Antonio! ¡Qué bonito! El párrafo final es aplastante, te dan ganas de abrazar al personaje. La injusticia social la has clavado. Te ha quedado muy bien. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Gracias Merche, me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Hola Antonio. Triste vida la del pobre hombre que sin culpa y con alma noble se ve relajado a hacer lo que no le gusta ni quiere. La cosa es que el monstruo no era el. Muy bien escrito. Suerte y un abrazo.
ResponderEliminarHola Ainhoa, gracias por la visita y el comentario.
EliminarUn abrazo.
Muy buen final. Nos tienes con el alma en vilo para saber qué o quién es Él. Al final se entiende el pronombre personal.
ResponderEliminarabrazo y suerte
Muchas gracias Gabiliante, me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn abrazo!
Me super encantó Antonio. Una gran propuesta para el concurso. Yo ni siquiera tengo idea de sobre qué puedo escribir para participar, pero tu lo has resuelto estupendamente. Un ser monstruoso que nada tiene de monstruo en su interior, un eco del Frankenstein pero más tierno. Perfecto para el concurso sobre injusticias sociales. Te dejo un abrazo.
ResponderEliminarHola Ana,
EliminarMuchas gracias por tu visita y el amable comentario. Me hace una gran ilusión cuando mis modestos relatos os gustan a los que lleváis tanto tiempo escribiendo, y en quienes intentamos fijarnos los que apenas estamos comenzando. Siempre es un placer leerte.
Un abrazo!
Qué giro más bueno, me ha gustado mucho. Las 'fieras' del circo de antes. Suerte! Saludos.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te haya gustado. Gracias por la visita y el comentario.
EliminarUn saludo.
Muy buen relato! Nos tienes atrapados hastas el final queriendo saber más sobre el pobre y maltratado protagonista! Bonito homenaje a tu novela favorita! Un abrazote y suerte!
ResponderEliminarMuchas gracias Marifelita. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Magnífico relato! Lo tremendo del ser humano es que es capaz de crear monstruos para sentirse distinto y a salvo de ellos. Me encantó Un abrazo
ResponderEliminarGracias Juana, por tu visita y el comentario. Me alegro de que te gustara.
EliminarUn abrazo.
Hola Antonio, aplaudo tu relato. Transmite muy bien la agónica sensación de un monstruo que no lo es, pero es obligado a ejercer como tal. Suerte. Un abrazo
ResponderEliminarHola Nuria, gracias por tu visita y el comentario.
EliminarUn abrazo.
Chales, estuvo muy bueno, movió cosas en mi, gran relato, Saludos.
ResponderEliminarGracias Miguel, por tu visita y el comentario.
EliminarUn saludo.
Un desperdicio de vida el estar sometida a los caprichos de la morbosidad innata del ser humano.
ResponderEliminarGracias, Marcos, por tu visita y el comentario.
EliminarUn saludo.
Brillante relato, Antonio.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Gracias Estrella, un abrazo.
EliminarDe nuevo en Tintero leyéndote, Antonio, esta vez tu particular Frankenstein abocado a estar enjaulado de por vida, un destino terrible para esa criatura que no deja de ser un ser humano. Un Prometeo encadenado a su sino por culpa de un experimentador sin conciencia.
ResponderEliminarUn cordial saludo, compañero.
Gracias Tara, por tu visita y el comentario.
EliminarSaludos!
Hola Antonio.
ResponderEliminarDeberíamos preguntarnos ¿quién es el monstruo "Él" o su "creador"? Tu relato nos transmite la horrible sensación de estar viendo un ser a quien obligan a comportarse como un monstruo.
Un abrazo. Marlen
Hola Marlen,
EliminarYo tengo claro que la víctima es "Él", un ser que es creado sin maldad intrínseca ninguna. Gracias por tu visita y el comentario.
Un abrazo.
Hola Antonio, muy bueno tu relato, Él realmente me recordó a Frankenstein, justamente hace poco volví a leer ese libro, que a pesar de las atrocidades cometidas, siempre me dio pena por él, puesto que realmente no es culpable, sino quién le dio vida.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
Hola Patricia,
EliminarAsí es, realmente es una víctima de la sociedad. Gracias por la visita y el comentario.
Un saludo.
Hola Antonio. Un nuevo Frankenstein que se ve abocado al sufrimiento y el ostracismo por culpa de su aspecto. Nadie se preocupó por saber quien era, ni como, que sentía o que le gustaría hacer. Simplemente vieron negocio y así lo aprovecharon. Ojalá este "monstruo" pueda algún día romper las cadenas que lo mantienen preso y ser feliz en la manera que más le guste. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Jorge,
EliminarSuscribo tus palabras, gracias por la visita y el comentario.
Un abrazo!
Hola, Antonio. Un relato muy interesante, que pone el foco en el trato que se ha dado (y se da en algunos espectáculos), a las personas con características físicas que los han condicionado para ser utilizados como divertimento, sin tener en cuenta sus sentimientos como seres humanos. Me ha gustado tu punto de vista.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Carmen, por la visita y el comentario. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn saludo.
Hola, Antonio, cuánta ternura destila el personaje de tu relato. Me lo habría llevado a casa. Es doloroso ver cómo lo utilizan por su deformidad física y puedes oír las risotadas del público. Gran aporte para El tintero. Suerte en el concurso.
ResponderEliminarUn abrazo. 🤗
Hola María Pilar, muchas gracias por tu visita y el comentario.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Antonio! No me esperaba ese final. Buena conexión con el mito de Frankenstein. A veces rechazamos a los demás sólo por su aspecto cuando los peores monstruos suelen esconderse bajo rostros agradables. Antiguamente el circo era a lo único a lo que podían aspirar estar personas que nacían con algún tipo de malformación. Aun hoy, esa discriminación sigue patente, aunque de diferentes formas.
ResponderEliminarUn saludo y suerte en el concurso.
Hola Rocío,
EliminarMuy de acuerdo con lo que comentas, sin ninguna duda. Gracias por la visita.
Un saludo!
Un homenaje a un clásico de la literatura. El personaje despierta la emocion del lector ante la vida que le ha tocado vivir. El final sorprendente. Mucha suerte en el concurso. Un abrazo, Antonio!!
ResponderEliminarAsí es Pedro, quería homenajear, de algún modo, mi novela histórica favorita, y a ese personaje protagonista que me cautivó. Gracias por la visita.
EliminarUn abrazo!
Hola Antonio, con esa frase final nos descubres quien era el monstruo en realidad. A tu protagonista le gustaba hacer reír y el fue creado para todo lo contrario lo que le llevó a sufrir una discriminación que no entendía.
ResponderEliminarInteresante relato
Un abrazo
Puri
Así es Puri, una verdadera pena que te tengan injustamente apartado porque te obliguen a adoptar un papel que no tienen nada que ver contigo. Gracias por la visita.
EliminarUn abrazo.
Hola, Antonio. Bonito relato que homenajea por igual a Harper Lee y a Mary Shelley. Me ha gustado el enfoque y la sensación triste que transmite. Suerte en el concurso y un saludo.
ResponderEliminarGracias Enrique, me alegro de que te haya gustado. Gracias por la visita y el comentario.
EliminarUn saludo!
El nuevo Prometeo. Suele decirse que fueron los griegos los primeros es decir que la belleza es sinónimo de bondad y por el contrario la fealdad de la maldad. En nuestros días sigue ese estigma. Buena aportación al reto. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Alfredo, por la visita y el comentario.
EliminarUn abrazo.
Hola, Antonio. Muy buen homenaje al Frankenstein de Shelley. La criatura, "nacida" ya con la inteligencia y la sensibilidad de un hombre madurado en el tiempo, se ve relegada a atracción de feria. ¿No son más monstruo su creador y su dueño?
ResponderEliminarTu relato es una injusticia de literatura clásica. Un muy buen trabajo.
Hola Bruno,
EliminarTotalmente de acuerdo con tus palabras. Gracias por la visita y el comentario.
Un saludo.
Hola, Antonio, pues vaya que sí que tuvo una vida triste, crear tristezas, diría yo, para qué hacerlo entonces, ¿para agrandar el ego de uno? Muy buen relato, se palma la agonía del narrador en cada frase.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Pepe,
EliminarLa idea no sería crear una tristeza, supongo. Pero, desde luego, al ver que los resultados no eran los esperados lo abandonó, en este caso vendió, a las primeras de cambio. Gracias por la visita y el comentario.
Un abrazo!
Hola Antonio, estupenda historia donde nos hacer sentir las emociones y anhelos de un protagonista injustamente enjaulado ¡y qué protagonista!! a pesar del título nos tienes en vilo hasta que al final descubrimos quien es. Muy buen relato. Un abrazo!
ResponderEliminarHola Lola,
EliminarMuchas gracias, me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo!
Recordé aquella frase de Stephen King que utilicé para un micro en mi blog hace unos meses: "Los monstruos son reales, y los fantasmas también: viven dentro de nosotros y, a veces, ellos ganan"....
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, muy emotivo y sorpresivo en su final.. ¡Excelente!
Muchas gracias Octavio, me alegro de que te haya gustado. Muy buena frase la de mi autor favorito.
EliminarUn saludo!
Hola, Antonio.
ResponderEliminarQué tierno y triste. En cada palabra se respira resignación y falta total de esperanza de esta pobre criatura que no ha pedido "venir" al mundo. Y cuantas de estas personas podemos, pero sin verles. El protagonista con el alma muy pura y ganas de ser algo más en su vida.
Un saludo y suerte en el concurso.
Hola,
EliminarEn el fondo no está muy descontento pues es la única vida que ha conocido, prácticamente, le gusta viajar (aunque no vea nada durante los trayectos) y le gusta actuar (pero no haciendo lo que le obligan). Pero sí, es una triste historia. Gracias por la visita y el comentario.
Saludos.
Hola, Antonio. Un monstruo tu protagonista únicamente por su aspecto temible porque alberga mejores sentimientos que sus opresores. A veces la bestia lo es por ser obligada a serlo no por propia iniciativa. Lo del circo me ha recordado una película muy inquietante incluso terrorífica titulada «Freaks o la parada de los monstruos». Muy buen aporte al reto desde una perspectiva diferente.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Hola,
EliminarMe alegra de que te haya gustado. Muchas gracias por la visita y el comentario.
un saludo.
Qué lástima he sentido de Prometeo 😟
ResponderEliminarMuy buen relato!!
Gracias Noelia!
EliminarUn saludo.
Un gran relato, Antonio.
ResponderEliminarQué facilidad tienes para hacernos seguir en paralelo tu relato mientras la mente va intuyendo a cada frase la figura de la criatura de Víctor. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo :-)
Gracias Miguel Ángel, me alegro de que te haya gustado. Un placer siempre tus visitas.
EliminarUn abrazo!