El entierro prematuro, Edgar Allan Poe

 El entierro prematuro es un relato de horror escrito por el genio Edgar Allan Poe, publicado en julio de 1844 en el periódico The Philadelphia Dollar Newspaper. Del autor, nacido en Boston (Estados Unidos) el 19 de enero de 1809, y fallecido en Baltimore (Estados Unidos) el 7 de octubre de 1849, no es necesario comentar mucho al ser universalmente conocido.

En unas breves pinceladas, indicar que fue generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, siendo pionero en su país cultivando esta modalidad de escritura. Fue un renovador de la novela gótica, recordado, especialmente, por sus cuentos de terror. También se le considera el inventor del relato detectivesco, incursionando, incluso, en algunas ocasiones, en el género de la ciencia ficción.

Como curiosidad, fue el primer escritor de Estados Unidos que intentó vivir, exclusivamente, de la escritura. Lamentablemente para él, con desastrosas consecuencias.

La figura del escritor, así como su obra, como por otra parte no podría haber sido de otra manera, influyó mucho en distintos autores, como por ejemplo Fedor Dostoyevski, Franz Kafka, H.P. Lovecraft, Arthur Conan Doyle, Thomas Mann o Julio Cortázar.

En "El entierro prematuro" un narrador comienza, lo que podríamos considerar como una disertación o un ensayo, ha hablar sobre el tema de ser enterrados vivos. En esta primera parte del relato nos habla, en forma de buenas investigaciones bien documentadas, de diversos casos que se han producido de personas a las que consideraron fallecidas, sin estarlo, y por consiguiente fueron enterradas vivas.

Portada del vídeo dedicado al relato de Edgar Allan Poe, "El entierro prematuro", del canal de YouTube "El abuelo Kraken"
Fuente: canal de YouTube "El abuelo Kraken"

Después, el propio narrador nos cuenta que él padece de catalepsia, por lo que ha sufrido ya numerosos episodios donde, como ocurre con las personas que padecen este trastorno, ha quedado en ocasiones como muerto.

Todo el conocimiento que ha ido atesorando, de casos documentados de personas enterradas vivas, acompañado por el trastorno del que es víctima, hace que su obsesión por estas situaciones vaya in crescendo.

La situación se vuelve tan complicada que él teme, de una manera exacerbada, el momento en que llega la noche cada día. Teme el momento en que pueda quedarse dormido, por si se produjera el caso de que una vez que se despertara pudiera estar enterrado, y por lo tanto comienza a padecer malos sueños y pesadillas.

Es más, su obsesión llegará a tal punto que diseñará y dejará establecido todo un sistema de "ayudas mecánicas" y recursos, tanto en la cripta como en el ataúd donde deberá ser enterrado cuando llegue su momento, para poder escapar de la terrorífica situación de verse enterrado vivo si es que él tuviera que sufrir la tremenda situación.

Como es mi costumbre, ya lo sabréis quien haya leído alguna de mi otras entradas de la sección Relatos...el resto y desenlace de la historia tendréis que descubrirlo por vosotros mismos. Merece la pena!


Podéis leer el relato en:

Poecraft Hyde





4 comentarios:

  1. Hola, curioso relato. Eso de la catalepsia ya da mucho miedo en sí mismo. Mejor tomar precauciones, sí. Un abrazo. 😊

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    1. Hola Merche,
      Gracias por leer la entrada y por el comentario. La verdad es que tiene que resultar una situación muy angustiosa, ya lo creo. Un abrazo!

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  2. ¡Hola, Antonio! Gran relato que, además, contiene uno de los mayores terrores de Poe como es el ser enterrado vivo. Circunstancia que en su época parece que era un temor muy extendido, tanto que muchas de las costumbres actuales como el velatorio tenían como finalidad la de asegurarse de que el muerto estuviera muerto. También se utilizaban campanillas para el caso de que despertara. Como en tantos relatos, Poe inició este subgénero de terror como son las historias de los muertos aparentes. Un abrazo!

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    1. Gracias David, por leer la entrada y comentar. Vaya, no sabía de donde venía la costumbre del velatorio, ahora que lo dices tiene sentido, muy curioso. Un abrazo!

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